En el contexto de la pandemia por la Covid-19, los países de la región han tenido respuestas heterogéneas principalmente porque sus condiciones previas eran distintas en cuanto a factores como la capacidad e infraestructura de sus sistemas de salud, el funcionamiento de las instituciones y el papel desempeñado por los gobiernos, entre otros. Por otra parte, un factor común en todos los países está relacionado a las deficiencias en materia de transparencia.
Algunos de los cuestionamientos han girado en torno a: las formas de contratación de bienes y servicios, la flexibilización de las legislaciones relacionadas a estos procesos de contratación, la no publicación o divulgación de la información y la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos.
Si bien la pandemia ha puesto bajo mucha presión a los sistemas de salud especialmente por la necesidad de instalaciones hospitalarias para atender gran cantidad de casos en corto tiempo, también supone un mayor esfuerzo para transparentar los procesos relacionados con la emergencia.
En El Salvador, sumado a la pandemia, dos tormentas tropicales golpearon al país a principios de junio, dejando importantes daños en el sistema vial y educativo. La reconstrucción de esta infraestructura significará un mayor esfuerzo financiero en un país en el que los recursos son limitados.
Por ello es muy importante aumentar los niveles de transparencia sobre el uso de estos fondos y continuar mejorando la calidad de la infraestructura. El país requiere un aumento en cantidad y calidad de la construcción de obras públicas, porque ello ayuda a mejorar las condiciones para el desarrollo sostenible, es una actividad estratégica para la generación de trabajo y comercio lo que conlleva desarrollo económico.
La divulgación de datos sobre todas las inversiones actuales y nuevas aumentará la responsabilidad y permitirá ahorros de costos de magnitud en los países.
Según datos de CoST Internacional, se han logrado avances en los últimos años para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas y reducir las pérdidas causadas por la corrupción, la mala gestión y la ineficiencia. En la inversión en infraestructura, por ejemplo, se han logrado ahorros de costos financieros de hasta un 25 %.